Un lunes cualquiera
- Elisa García Faya
- Jul 10, 2017
- 3 min read
La alarma de mi móvil suena a las siete de la mañana hora inglesa. Me preparo un zumo de agua tibia con limón (buenísimo para el organismo en ayunas, por cierto), me lavo la cara, me envuelvo en mi bata y me dirijo al humilde despachito que hemos apañado en el salón. Con un mantel mono cualquier cosa parece una mesa: incluso un tablón y un par de maletas.

Vivo desde hace un tiempo en el segundo piso de un edificio victoriano en Paddington (Londres) y hace solo un mes que dejé de trabajar en una tienda el centro de la ciudad. Ahora me dedico a hacer lo que más me gusta. Trabajo como freelance para la marca de moda fitness Believe Athletics con sede en Barcelona. También para la revista Crecer Feliz, del grupo Hearst. En esta última estuve ya haciendo prácticas hace unos meses y tanto Elena Siegrist como José Carlos, Belinda o Sandra, son ya parte de mi vida. Una pequeña familia. Antes de dejar Ted Baker en Oxford Street intentaba compaginar las horas de dependienta con las de periodista pero empezaron a hacerme falta más de 24 en el día y tuve que decidir. No me cupo duda.
A las siete de la mañana son las ocho en España y si queremos que la página de Crecer Feliz esté actualizada para cuando los papás y mamás, que son nuestro público objetivo, la abran, tenemos que darnos prisa y encontrar una atractiva noticia de actualidad que ningún medio haya sacado todavía. Cuando por fin la encuentro, unos días cuesta más y otros menos, le mando un email con la propuesta a la directora de la revista. Después del “ok” (o el “casi no”) llega lo mejor. Me meto en una burbuja en la que no se oye ni a los vecinos cerrar las puertas porque se marchan a trabajar ni mi estómago quejándose por no haber desayunado. Cuando todo está escrito queda buscar la foto perfecta. En Getty Images tienen una galería de bebés preciosa y, generalmente, súper divertida.

Toca entonces hacer el desayuno. Nunca falta el aguacate. Aunque ya soy bastante pesada con mis comiditas en Instagram. No voy a aburriros ahora. Después, con el objetivo de que la pereza no pueda ganarme a mitad de tarde, me planto mis leggings, hago la cama, pongo alguna lavadora… y me voy de nuevo al salón. Es momento de escribir para Believe. Me encanta compartir en las redes todo lo que escribo porque es muy sencillo analizar las estadísticas e insights y ver qué temas resultan más interesantes y cuáles menos.
Paso escribiendo toda la mañana. No puedo ser más feliz. El ventanal también ayuda, la verdad. Al mirar abajo, a la calle, uno nunca sabe dónde va a encontrar la inspiración. Es bastante cómico a veces. Después de comer me tumbo un ratito, no más de 20 minutos que es lo que los médicos recomiendan (y mi madre también). Luego me pongo a escribir de nuevo hasta que llega el “momento café”. Toca después gimnasio, ducha, cenita y serie. Ahora estoy viendo Reign, sobre la historia de Escocia. Muy recomendable.

Creo que si me quejara de mi día a día más de uno se me echaría encima. Y es que esa frase de “trabaja en lo que te gusta y no tendrás que trabajar nunca” no puede ser más cierta. Me quedan solo dos mesecitos para despedirme de esta forma de vida. Para dejar Londres y volver a Madrid, donde solo una cosa es segura: seguiré escribiendo y exprimiendo mis ideas cada día, haciéndolas atractivas y contándoselas al mundo. Aunque la cosa esté complicada, a algunos nunca podrán decirnos que no luchamos por nuestros sueños.

E.
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